En los relatos de Contemplación del abismo lo público y lo privado se muestran en toda su crudeza. Estamos ante una disección precisa de la sociedad a través de diferentes escenarios (la violencia política, la dictadura de Alberto Fujimori, la Reforma Agraria del General Velasco). La mirada de sus protagonistas, niños, migrantes, soldados, madres o turistas, se conjuga en una suerte de teatro perverso de la realidad peruana, donde nos sumergimos en las heridas de nuestro imaginario colectivo. Aquí se narra desde la oscuridad, desde lo que sienten cuerpos sin amor en busca de redención. El autor usa estas tramas y crea con ellas un espectáculo de inusitada belleza: una armonía salvaje que nos incita a quedarnos un buen rato dentro de sus tinieblas.
“Richard Parra construye una nítida y audaz forma de neorrealismo que no cede ni concede más que a su propio trazado. Un neorrealismo que devela una forma desviada del teatro de la crueldad que fuera promovido por Antonin Artaud para apuntar el desalojo explosivo de la categoría de sujeto”, Diamela Eltit.