Una crítica a una cierta literatura de superación personal y una denuncia del exacto opuesto en la que se ha convertido, la
decadencia impersonal. La resistencia al mandato y al deber ser felices como sentido único e insuperable de lo humano.
Una crítica a la instrumentalización vulgar y comercial del deseo auténtico de realización e iluminación. Un asomarse al
abismo del cuestionamiento existencial, para exorcizar el temor a la zambullida, pasaje obligado hacia el autoconocimiento. Un viaje místico desde la confusión a la conciencia, explorando los caminos de la dimetiltriptamina para sosegar el ego, apagar el sistema por defecto y acceder a la percepción cruda, a la conciencia oceánica.