En este poemario, Eduardo Chirinos se posiciona en la voz de distintos animales que lo han cautivado a través de múltiples lecturas y experiencias. Pero en la plasmación de ese gran afecto por ellos, intenta no solo conmover sino ayudar al compromiso por su conservación. Asimismo, con sus crónicas didácticas, su preocupación también va hacia el mundo en los acontecimientos naturales y provocados, pasados y actuales, que han dejado una honda huella en la historia del hombre.