La escritura poética de Rocío Silva Santisteban es un viaje y, como tal, busca diversos registros, distintas avenidas. En ese sentido, el verso y la prosa alternan generando tanto diálogo como tensión textual. Además, dicha búsqueda por nuevos caminos, lleva al poema a dialogar con diversos formatos como la fotografía, el teatro y la música.
En la concepción de poema como exploración íntima, los temas se van imponiendo a partir de la interacción entre los propios deseos y anhelos y el momento social. Desde su identidad de mujer, ha escrito apasionados poemas dirigidos a un amor ideal, al cual interpela y evoca, aquí destacan los textos que hacen guiños a la mitología griega. También ha hablado desde el cuerpo con rebeldía, asumiendo lo íntimo como un espacio de enunciación, y despojándose de tabúes que, en los años ochenta eran sumamente arraigados en el país, por ejemplo, hace guiños constantes a lo sagrado, citando pasajes bíblicos y dándoles forma al servicio de su escritura.
Respecto de su línea de denuncia, Rocío se ha volcado también a escribir de las injusticias que ve frente a sus ojos, la violencia, especialmente la de género, y la que se ejerce contra las personas más vulnerables, son un leitmotiv en su obra. Esta denuncia, que si bien es crítica, también abre la posibilidad a una realidad distinta.