Rafael Flórez-Estrada nos presenta a personajes cronológicamente distantes a los tiempos que corren, pero cercanos al lector y al mundo actuales. El retrato de la muchacha de Flandes, su primera novela, se construye a partir de arquitecturas, cuadros, paisajes y registros que confluyen en momentos de crisis con sentimientos tan humanos como el amor y la perfidia. La Guerra del Pacífico, que acarrea una invasión chilena a nuestro país, es una de las situaciones que, no solo gatilla el desastre nacional, sino una serie de dramas personales que se entrecruzan en esta vívida ficción.
El amor perdido por Rosa es el enigma de esta historia y un cuadro del recordado pintor neerlandés Johannes Vermeer, el cual le perteneciera de joven, será el mapa que nos develará la verdad, una verdad que ella guardaba ya en su corazón sin detalles, pero con la convicción necesaria de quien ha amado lo suficiente.