Una ciudad para perderse es la historia de dos guerras. La primera es un matrimonio que se desbarranca inevitablemente. En medio del silencio y el extravío, la protagonista encuentra en la lectura de los diarios de su abuelo –un aprista deportado en Francia- una válvula de escape, una manera de limpiar sus heridas. La segunda es la historia del abuelo y transcurre a finales de los años 30 en Europa. Llegado el momento, ambos personajes en distintos tiempos y ciudades deberán tomar una decisión.
¿Cuál es el puente que une nuestra historia con la de aquellos que nos precedieron? La novela de Mayte Mujica está hecha de paisajes familiares, universos femeninos, recuerdos de la infancia, conflictos políticos. Se trata de un itinerario emocional que, al fin y al cabo, constituye una apuesta por la vida.